Más sobre piedra y menos sobre arena

«La introspección es realmente la puerta al progreso y transformación personal, es central en términos de nuestro desarrollo personal y espiritual. Sin la capacidad de asimilar lo que aprendemos y de reflexionar profundamente sobre lo

que soy, lo que siento, lo que he aprendido de mí y también sobre los principios del conocimiento espiritual que tantas veces hemos leído o escuchado (para convertirlos no sólo en comprensibles sino en practicables) no podemos avanzar de manera efectiva. Podemos pensar y hablar de progreso y de desarrollo espiritual, pero es la facultad de la introspección, del autoobservarnos en silencio, de discernir qué es lo bueno para mí, la que nos proporciona las herramientas para transformar cualquier situación que afrontemos y avanzar en nuestro camino de la vida. La introspección es la base de nuestra estabilidad personal, especialmente frente a las adversidades y también es la posibilidad de hacer cambios y explorar formas mas profundas de mi ser.»

 

De repente me encontré viviendo el intercambio sentada y quieta en el metro como si los días se me esfumaran al igual que las distintas estaciones. Estoy por cumplir mi tercer mes como residente en este gran continente y todavía no encontré ese no se qué que ando buscando. Adaptación de todo tipo, completada. Trámites, hechos. Parciales, aprobados. ¿Y ahora cómo sigo?

Me di cuenta que entré en un frenesí en el que todo era nuevo y asombroso. Qué copado clases en inglés, gente de todas partes del globo y más independencia. Pero me falta un condimento, más espacio interior. Así como remarca Federico Fellini en su película La voce della luna, hay que escuchar más a los aljibes. 

Tengo un sueño recurrente en el que vuelvo a Buenos Aires y todo pasó muy rápido. Yo sigo siendo la misma y mi mundo porteño sigue intacto como lo dejé en enero. La gente no notó mi ausencia y el intercambio se reduce a un viaje como cualquier otro pero más largo. Mi inconsciente me muestra la presión que me pongo a mi misma cuando me bajó en una estación del metro y me pregunto ¨Pará, ¿qué viviste hoy?». 

Mi propósito ahora es encontrar rinconcitos de silencio donde pueda volcar todos los momentos que grabo con los ojos. Descubrí que en mi cuarto el sol me pega a la tarde, entonces miro en dirección oeste con una gran distancia a casa. Lavar los platos puede resultar muy terapéutico, ¿sabían?. No quiero congelar una de las facetas que más me gustan de mí. Por eso estoy más atenta a los detalles. Me sacudo mirando a una pareja de viejos cargando juntos la misma bolsa, o escuchando como un niño me toca bocina porque realmente cree que puede atropellarme con su bici. Veo muchos mini musulmanes estudiando sus libros escolares inetendibles para mí, de derecha a izquierda. Las chiquitas deben creer que ando en bolas ahora que empezó el calorcito. Nos miramos fijo y sonreímos. 

Empezó abril, un mes con muchas expectativas y viajes por delante. Italia, te estoy conociendo entera. El fin de semana pasado hicimos un escape físico-mental a Cerdeña. Qué lugarrrrrrrrrrrr. Al ser temporada baja, parecía un pueblo fantasma. Lo único que se escuchaba eran nuestras pisadas, y el ruido del mar de fondo. Nos tocó mal tiempo y no pudimos meternos al mar. Seguro que en verano es mucho más lindo pero no me importa. Necesitaba refugiarme en una isla dormida por unos días. 

Los libros que me traje están acumulando polvo y este blog tiene algunas telarañas. Obliguenme más a escribir, porque escribiendo uno expresa mejor todo lo que siente y pone en palabras todos los pensamientos. 

La chocita

Via Broschi pasó a ser nuestra. El departamento tiene un aire distinto: hogareño y con un toque porteño. Ahora tenemos la heladera llena, nuestras sabanas y ropa colgada encima del lavarropas. Admito que este piso en T tiene su encanto. O tal vez nuestra esencia perfumada por las paredes. Somos unas grandes amas de casa. Separamos la basura en papel, plástico y orgánico; nos cocinamos imitando lo que tantas veces nos hicieron en casa; lavamos siempre los platos después de cada comida y hasta guardamos las sobras en bolsitas del estilo de ziploc. Se puede decir que estamos instaladas y felices con nuestra independencia y tiempos. ¡Hasta tuvimos nuestro primer invitado a comer! Lo que en Buenos Aires nos cuesta el triple, acá nos surge con naturalidad. El dato más curioso de todos (después de que antes de nosotras vivieron unos indios hipersucios y que nos cagaron la pava eléctrica por la muuuugrrrre) es que misteriosamente habían dos paquetes de yerba recibiéndonos en la cocina.  

Esta entrada fue publicada el febrero 4, 2014, en Uncategorized.

Margaritas

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Si me preguntan por qué no elegí otro sector donde las margaritas estuviesen todas lindas, les respondería que esas flores no representan lo que es un año más de vida para cada uno. Me surgen dos interpretaciones: cada margarita puede ser un individuo cualquiera que no se conocen entre sí y que puede estar recién naciendo con los pétalos cerrados, en plena juventud abierta de par en par o machucada por los años. La segunda idea es que cada margarita es un día del año de cada uno donde a veces tenemos días más difíciles y vemos que algo se quiebra en nosotros. Otros días mas estables y otros con los brazos en alto. Pero siempre mirando al sol. ¡Feliz año nuevo!

Año nuevo

¿Qué es la fiesta de año nuevo? ¿Un invento comercial, una excusa para reunirse con gente querida o una pausa en nuestra vida? Qué loco como hace 2014 años se sigue respetando el mismo calendario. ¿Por qué el año dura 365 días? ¿Por qué cada mes tiene 30, 31 días?

En el hemisferio sur año nuevo se nos viene de lleno: los chicos terminaron el colegio, los jóvenes la cursada y los finales, Navidad, el verano y la ola de calor. Por eso debe ser tal el cambio que sentimos de año a año, porque lo marcan los viajes de vacaciones, el tiempo de descanso, el balance que nos obliga a hacer el inconsciente colectivo para ver cómo seguir. Qué, cómo y con quién. 

Imaginen lo que sería que los tres meses de verano y el fin del año académico fuese entre marzo y mayo. Enero con niños vestidos de uniforme y guardapolvo, microcentro caótico. ¿Y si el año nuevo estuviese marcado por el cumpleaños de cada uno?

Alguien, y no sé quién decidió que nuestro fin de año sea atolondrado y produzca un cambio abrupto, a veces lindo y otros no tanto. Por otro lado, está bueno creer que un nuevo año es una oportunidad de cambio, de lograr nuevas cosas y de cambiar aquellas que no estamos orgullosos.

A mi se me viene un año nuevo muy distinto en el norte del globo terráqueo. El próximo 31 de diciembre les cuento

 

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Un lugar llamado Bariloche

Llegué hace cuatro días y lo único que hice por el momento fue mirar infinitas veces el mismo cuadro. Me levanto, leo, almuerzo y duermo con el Cerro Ventana y el Catedral en mi frente. Por momentos me siento improductiva y necesito salir a caminar. Pero después concluyo que solo un necio puede hartarse de esta hermosura. El aire es pesado, no levanta mi pelo, el sol tiene unas cuantas horas más de baile y las montañas encierran mi descanso. No necesito nada más. Con mis cinco sentidos me sobra y me basta. La Patagonia es árida porque erosiona la rutina de los miles de visitantes que recibe por año. Se disfraza de blanco y luego, se gesta de verde una vez más.  Lo mismo hace con los hombres. Los despierta después de un año de mucho quehacer.

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A veces está bueno perderse. A la vuelta de una caminata hasta el refugio de Arelauquen, tomamos atajos con papá que paradójicamente alargaron nuestra travesía. Lo único que mirábamos al avanzar era más y más bosque. Árboles con barbas verdes, cañas y cementerio de troncos. Ya nos movíamos entre penumbras y me empecé a inquietar. No nos podía pasar nada, estábamos adentro de un country club. Pero el miedo a que aparezca un animal no doméstico, siempre está. Después de tres horas divisé una casa a lo lejos. Salté hasta estar tan cerca y distinguir un cerco de alambre de 2 metros de alto. Ahí cometimos esos pequeños delitos que se convierten con el tiempo en buenas anécdotas que contar. Papá fue primero, se trepó y por sus 80 y pico de kilos lo rompió facilitándome el paso. El susto que se debe haber pegado el propietario cuando descubrió el estropeo. Después no nos quedó más energías que para hacer dedo y tirarnos una vez más desde el living de nuestra casa a apreciar por infinita y una vez el cuadro viviente.

La última vez

«¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste? No buscando una respuesta ni encontrando una certeza, sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. No por cansancio ni por desidia, sino porque sí. ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo a tu alrededor flotara? Como quien se anima a desconectar las cosas, a quitarles su carácter de utilidad, a sacarlas de la lógica del cálculo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada? Para nada ni para nadie, ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas. Algo que no fuese pensado desde la ganancia, el interés o el egoísmo. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí? No porque te convenía o porque lo necesitabas, o incluso porque lo querías; sino porque sí. O al revés: ¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo con vos algo? No algo productivo, ni profundo, ni siquiera algo en sentido estricto. ¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo a alguien? No a tus seres queridos ni a personas conocidas, sino a “alguien”, no importa a quien. ¿Cuándo fue la última vez que diste? No importa qué. Un regalo no vale por lo que es, sino que vale en tanto regalo. Un regalo no vale. Un regalo no es. Se da y no vuelve. ¿Cuándo fue la última vez que te abriste? ¿O que no te cerraste? ¿O que demoliste tus puertas? ¿O que dejaste entrar al indigente? ¿O que ese otro irrumpió en vos y te llevó puesto? ¿Cuándo fue la última vez que recordaste? No cuando vence la factura de gas o la fecha del examen, sino que te recordaste como una trama, como una huella, como parte del relato en el que te ves inmerso, como el deseo de querer seguir narrándote. ¿Cuándo fue la última vez que lloraste? Simplemente lloraste. De alegría, de tristeza, da igual. Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva; como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree merecer.¿Cuándo fue la última vez que te perdiste? No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido. Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser. El mundo está repleto de carteles y señales. El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo y una carrera exitosa basada en el afianzamiento de lo que sos. No importa qué sos, sino abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo invisible. Por eso perderse, como quien pasea sin rumbo, o habla con una tortuga, o le pide perdón a un helado por comérselo. Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste miedo? No por lo que te pudiera pasar, sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada. ¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser, un olor a un concepto, un insomnio a un ansiolítico, un árbol viejo a un ascensor? ¿Cuándo fue la última vez que te traicionaste, que te animaste, que transgrediste, que te lanzaste, que tuviste un sueño, que creíste, que descreíste, que te arrepentiste, que te afirmaste, que te cuestionaste, que soltaste lo propio y te abriste a la pregunta? ¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?»

Dario Sztajnszrajber

Poema a Jorge Luis Borges

«Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.»

Anónimo

Capitanich: «El kirchnerismo puro no gana»

Una semana antes de ser elegido Jefe de Gabinete, charlamos en el living de su departamento en el barrio de Belgrano sobre el estado de la Provincia del Chaco. Jorge Milton Capitanich enumeró como motores del crecimiento económico en su gobierno a la industria, la construcción y el efecto multiplicador de los servicios conexos.  Ubicó a su exterritorio como la cuarta provincia en generación de empleos de call center y se propuso como meta reducir la informalidad, aumentar la tasa de actividad y mantener el desempleo en torno a un 4%. Consideró haber hecho “mucho” pero afirmó que quedó otro “mucho” por hacer. En medio de la incertidumbre durante la licencia de la Presidenta, descartó un cambio de rol y declaró que su tarea era «continuar con la gestión» chaqueña cuya política era eficaz por su diseño conceptual. Hoy es la figura alternativa más fuerte dentro del kircherismo. ¿Qué pasara con esta tierra con forma de caballo ahora que «El Coqui» no es más gobernador?

02/11/2013

¿Tiene aspiraciones presidenciales para el 2015?

Si me votás sí (se ríe), no, no sé que se yo… La verdad no sé porque dicen eso. Yo no hablé con la Presidenta, no sé nada. Nuestra elección ha sido contundente así que ahí tenemos una ratificación muy fuerte en la provincia. La gente te exige hacer más y más rápido, por lo tanto mi laburo es ese.

Se hablan de cambios en el gabinete nacional y de una posibilidad de que usted pase a ser ministro de Economía.

Sobre el tema del gabinete creo que ella [Cristina] tiene preferencia y elección. Yo puedo ayudar desde mi expertise profesional pero desde afuera, mirar, ver u opinar si es que me preguntan. En este oficio cuando no te preguntan, no tenés que opinar.

“Los candidatos emergentes tienen una deficiente formación intelectual y académica”

 

¿Cuál es su balance de las elecciones legislativas a nivel nacional y para el PJ más allá del triunfo en Chaco del 60% de los votos?

Mi análisis es que en general en democracia existe una interacción entre oficialismo y oposición y que la conducta del electorado es plebiscitaria cuando se trata del cargo ejecutivo y bien de dispersión del poder cuando se trata de elecciones legislativas. El foco de la demanda electoral en las presidenciales es a favor o en contra del oficialismo; en las legislativas el foco está en la oposición porque en definitiva tiende a configurar un cambio cualitativo en la agenda pública y eso es objetivo. Se ve en todo el mundo esta tendencia. Esta elección de parte del oficialismo ha sido muy buena. Mala en términos de resultados pero muy buena en términos de lo que significa hacer un análisis objetivo de la elección. Primero, hubo un núcleo duro de votantes que nos dio un 34%. Pero lo que interesa es cómo quedó el Congreso: con mayoría en Cámara de Diputados y Senadores. Esa es la primera cuestión, garantía de gobernabilidad. A partir de esto tenés un cambio cualitativo de agenda. Los problemas de agenda pública en los próximos dos años van a ser: el estancamiento del empleo, la necesidad de aumentar las exportaciones, la garantía de una tasa de crecimiento económico del 5 al 7%, propiciar el problema inflacionario. Hay un problema de divisas, de reservas. Tenés que atacar los problemas de demanda, no podés ocultar.

¿Entonces puedo llegar a verlo en las boletas en el 2015? 

Yo creo que nuestro espacio es muy amplio. Está Scioli…

Pero el kirchnerismo puro no le brinda mucho apoyo a Scioli

Tampoco ganás con el kirchnerismo puro. Tenés que hacer lo que hice yo en el Chaco, que tenía desde el Partido Obrero hasta el PRO. Pero logré una amalgama de tipos para gobernar. Yo a todos les trasmití que teníamos que tener objetivos en común independientemente de la ideología. Y el objetivo era industrialización, generación de empleo y reducción de pobreza e indigencia. Compartimos y trabajamos. En ese contexto los resultados se van dando. El que venga tendrá que completar mi tarea en Chaco.

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¿Cuál es el estado actual del Frente Para la Victoria (FPV)?

En la Argentina creo que se han logrado muy buenos resultados. Ahora hace falta un cambio cualitativo de agenda para lograr otros resultados importantes. Yo al país lo veo con una matriz política de una manera muy clara. Acá tenés liderazgos políticos distribuidos por regiones. En el norte y sur está bastante más consolidado el FPV pero no es así en la franja media. Buenos Aires lo perdimos. En Capital todo lo que es FPV y peronismo no va a ganar nunca. El electorado de la Capital es reactivo al peronismo y sus variantes. Nuestra máxima aspiración ahí es un 30%, y a festejar. No te van a votar nunca más que eso. Aborrecen el peronismo, su historia, su pasado, su compromiso y nuestras caras. En Córdoba es posible un esquema de modelo del 35%, Mendoza lo mismo. No se puede lograr más por una razón muy sencilla: hay un voto que es ideológico también, que no comparten. Ese voto te lo ganás si hacés una buena gestión y si sos una personalidad política con capacidad para conducir de otro modo. El electorado se comporta todo de la misma manera. Yo trabajo mucho la calidad institucional. La independencia del Poder Judicial para mí es muy importante, la preservación y respeto de la Constitución, y el respeto a lo que la sociedad opina también. Eso no significa ceder en términos de convicciones pero sí de respeto. Y eso la gente lo reclama y exclama.

¿Cómo tiene que ser el candidato para el 2015?

El estilo vale, pero no es todo. Todos podemos ser buenitos, hablar bien pero tenés que tener convicción también para cumplir el ejercicio de liderazgo. Este es un país difícil de gobernar en un mundo difícil. Mi percepción de los candidatos emergentes es que tienen una deficiente formación intelectual y académica. Esto no es oro y playa, hablar de los pajaritos. Hay que gobernar. Se necesita tener sólida formación intelectual para gobernar porque tenés que saber de todos los temas bien. Un gobernador que sepa bien los números; tener las cosas en la cabeza. Yo tengo un sistema de tableros de comando que trabaja, por eso me sé los números. A mí me preguntás por cada número de cada área y lo sé: eso es gobernar. Un tipo que no gobierna así, no gobierna. Tiene que ver también con la concepción y formación profesional. La República Argentina ha tenido 69 presidentes, ninguno de ellos economista. Chaco tuvo 61 gobernadores y yo fui el único economista. Voy a terminar con casi 94% de crecimiento. Eso es marcar la diferencia.

Audio https://soundcloud.com/sofi-de-cucco/jc-c-mo-est-chaco-a-diferencia

La calle como cárcel del progreso

El índice de indigencia parece no frenar en la Ciudad de Buenos Aires. Ya no se trata tanto de la falta de solidaridad de la gente sino de la negación de las miles de personas en situación de calle de tener una vida digna.

Una silla de ruedas reemplaza lo que antes fueron dos piernas jóvenes y activas. El artefacto que ayuda a Raúl Mendoza a moverse, es a su vez un símbolo de su imposibilidad de progresar, de salir de la calle, de su negación a dejarse ayudar y de seguir viviendo mucho tiempo más.  Con sus 72 años recién cumplidos, este anciano en situación de calle eligió como hogar las escalinatas de la Iglesia San Nicolás de Bari del barrio Retiro.

Amante del cigarrillo y del vino, Raúl mendiga en Santa Fe y Uruguay. Solo los fines de semana junta alrededor de $ 600. Odia a los médicos y toma dos cafés del bar Aroma de la esquina, que a esta altura los obtiene gratis. Se considera a sí mismo un testarudo y cascarrabias. “Si tengo razón, no me vas a convencer”, cuenta orgulloso mientras se fuma un cigarrillo de sus tres atados diarios. Emana un fuerte olor a pis y alcohol. Su mejor recuerdo es el día de su confirmación hace 3 años, donde eligió de padrino al Padre Eduardo “Lalo” Fortini.

Su cuarto elegido para dormir es la Av Santa Fe entre Uruguay y Talcahuano

Su cuarto elegido para dormir es la Av Santa Fe entre Uruguay y Talcahuano

Raúl Francisco Mendoza nació un 9 de septiembre en Rosario dentro del seno de una familia católica. No le gusta hablar mucho sobre su pasado. Solo cuenta que vivía con su madre, una tía y su hermana Adelita que falleció al poco tiempo por un ataque de asma. De chico le gustaba jugar al fútbol y salir de parranda con su primo y estar con muchas mujeres. Su primer y único trabajo fue de mozo, el cual dejó porque un día se terminó peleando con todos. Gracias a esos años, hoy recibe una jubilación de $2.400, que la guarda en la casa de Isabel Barruti, una señora con mucha participación en la Iglesia.

A primera vista Raulito, como varios lo llaman, es un tipo simpático y bromista. A Gaspar Bacqué, un joven del coro de Misa de 20.15 le dice que hace ruido cuando lo ve pasar con su guitarra. A María Luz Giménez le confiesa que la adoptó como su “nietita” porque es fea. Mira a los ojos cuando habla y señala con su muñón. Una pierna se la amputaron este año por una úlcera y en la otra tiene la mitad del pie a causa de una gangrena. Se pone a la defensiva cuando se le hacen muchas preguntas y dice con tono irónico “Déjenme en paz”.

Isabel Barruti se encarga junto con su amiga Florencia Soarez Gache de sacarlo de la calle y darle una vida mejor. Lo llevan regularmente al Hospital de Clínicas y pierden once horas entre radiografías, análisis y consultas. Sin embargo, Raúl nunca les dijo “gracias” ni “por favor”.  Les contesta en cambio, que ellas lo ayudan porque quieren no porque él se los pidió. Durante un tiempo le consiguieron un cuarto en un hotel en Constitución con el pacto de que Raulito se pagara diez noches y ellas las otras veinte. Pero no funcionó. Lo echaron por ser “salvaje” y tener mala conducta. Tuvo varias internaciones pero siempre se escapó y volvió a la calle.

Luego de conseguirle un trámite en el PAMI y un lugar en el Hogar de Cáritas, y negarse, Isabel rescata que consiguieron “que viva” porque todo lo demás no lo quiso. Su sueño es estar en la calle, ser libre y hacer lo que quiera. Sobrevivió al invierno pero no creen que viva mucho más. No toma los remedios y está al borde de perder la otra pierna por su mala circulación. Raúl prefiere pasar los días durmiendo la siesta en la Plaza de Cerrito y M.T de Alvear y sentirse “un duque inglés” con la gorra y los guantes de gamuza que le donaron hace poco. Su silla de ruedas es un falso trono que lo hace sentir omnipotente y poderoso.

Cómo lo vi:

Lo vi muy solo y triste. Creo que plasma su pasado y dolor en la forma en la que te contesta. Al principio cuando fui sola, no me dio ni la hora. Después cuando me acerqué a charlarle con gente que él conoce y aprecia de la Parroquia, me dio más lugar. Él manejó siempre la conversación, iba sacando temas y yo le hacía preguntas en base a lo que me contaba. Después de un largo rato pensé que me había ganado su confianza, porque me empezó a tratar bien y hasta me guiñó un ojo. Pero me equivoqué. Cuando empecé a ahondar en cuestiones más íntimas, se sintió invadido y se puso a la defensiva. Con tono sarcástico nos echó poniendo la excusa de que quería estar tranquilo. Volví a visitarlo los días siguientes pero esta vez sin cuaderno. Solo me propuse saludarlo y que familiarice mi cara. Hasta lo fui a buscar a la Plaza una tarde pero me ganó y ya estaba en las escaleras de San Nicolás mendigando. Él último día lo estudié de noche desde que se bajó de la silla hasta que se acostó en el negocio de cosméticos y se durmió.